miércoles, 18 de marzo de 2009

Veinte fuegos, veinte

La mayoría de las bienvenidas huelen bien, son formales y no tacañas en buenos propósitos. La de este espacio no será menos porque introduce un proyecto escritural en el siglo de la información que paradójicamente desinforma; en la era del conocimiento rampante y tan veloz como siniestro que nos aleja de los libros (aun en la red) y las noticias, de eso que pasa y a todos nos toca, pero a pocos quema profundo.
De ellos voy a hablar aquí. Pero primero, como dicen, lo primero. Por lo que con sonrisa apretada me doy cuenta de que ya superé el primer párrafo sin decirle al lector "bienvenido" y diciéndolo al fin y al cabo. Después de todo le conviene seguir estas frases.
Juan Luis Cebrián, reconocido periodista y gran maestro del diario El País, derrocha claridad cuando asegura: "El periodista no es un profesor ni un sacerdote, es sólo un contador de historias, un moderno juglar, y hasta un bufón si es preciso". Teniendo en cuenta esas líneas, veinte jóvenes del Instituto Tecnológico de Monterrey, Campus Cuernavaca, se aventuran a partir de hoy escribiendo y diseñando cada uno su propio informativo.
La idea consiste en lanzar a las aguas del ciberespacio una veintena de botellas de mar, con sello propio y diversas temáticas, cuyos contenidos mediante la utilización de algunos géneros, sobre todo noticia, entrevista y reportaje, propongan la búsqueda del periodismo cada vez más urgente en nuestro país y no se diga en Morelos.
Lo anterior no es tarea llana. Máxime si tomamos en cuenta la situación actual por la que atraviesa nuestra profesión. Por lo que antes de cualquier párrafo, nuestros estudiantes demuestran la valentía suficiente para expresar su forma de ver el mundo y la cadencia con que leen la realidad. Después de todo son ellos los que están acercándose a los medios y éstos a los jóvenes que los revolucionan. Se trata de una juventud latinoamericana dispuesta a resistir los embates de la violencia, las dictaduras, el narco y la pobreza creciente de cara a una crisis económica que junto con el calentamiento del planeta, se perfilan como los grandes conflictos por superar.
¿Cómo ven dichas problemáticas nuestros veinte aprendices?, ¿de qué manera informan sobre esos desafíos?, ¿qué esperan los jóvenes de 20 a 25 que viven en el centro de México?, ¿es cierto que estudiar en el ITESM marca una diferencia fría y abismal entre quienes asisten a universidades públicas? Estas son algunas interrogantes dentro del amplio espectro de preguntas sin fin. De tal suerte que Tinta suelta se propone ofrecer un muestrario de distintas sensibilidades e inteligencias sobre el barco del ejercicio periodístico donde a veces uno se equivoca, o no.
Es verdad que nuestros estudiantes aún están aprendiendo, pero los hechos definen lo que somos. La escritura de un blog con cariz informativo es una buena entrada al universo cada vez más profesional. No olvidemos que cada uno de estos espacios está al alcance de cualquier ciudadano del mundo con computadora. Esta circunstancia les adjudica a nuestros chicos una dulce patente de corso para creer seriamente en su palabra libre, suelta, entintada. De ahí que cite a Cebrián otra vez: "No se es periodista por oposición, sino por mérito". Segura estoy de que estos veinte estudiantes comprometerán sus voces y alimentarán, tal vez sin darse cuenta, la llama de una vocación que no debe apagarse porque si ésta proviene de un auténtico deseo, ya de por sí es meritoria.